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ENTRE LA MODERNIDAD LIQUIDA Y LA FRAGILIDAD HUMANA

Actualizado: 10 ene 2022

Tomar como referencia el pensamiento del sociólogo, filósofo y ensayista polaco, Zygmunt Bauman y concatenar con lo que dice en su obra el francés Thomas Piketti, nos hace reflexionar sobre lo que viene pasando en nuestras sociedades humanas. Un panorama nada alentador, si se quiere mirar desde la óptica del avance y la evolución, y más; diríamos que vamos en dirección contraria, vamos en involución. El hombre moderno-contemporáneo está perdido, como resultado de su confusión.

Leer a estos dos pensadores europeos nos acerca a una realidad que se me antoja profana a la condición natural del hombre. Quiero decir, al hombre como género, como especie, como humano. No sin olvidar lo que muchas veces planteó Borges o hasta el mismo Dostoyevski, al mirar hacia el interior de la raza humana.

Zygmunt Bouman nos pudo advertir que estamos al borde del abismo, cuando en sus pensamientos nos dice que la democracia está enferma, porque la gente no ve en el Estado esos mecanismos de protección y amparo que lo justificaron hasta ahora; sino que ve un aparato burocrático encadenado por unas fronteras físicas y unas regulaciones que lo hacen cada vez más inútil. En un escrito de Mauricio Sáenz, el periodista nos referencia esta visión del autor polaco, con unas consideraciones bien propias sobre la percepción que se tiene de la hecatombe que se avecina.

Thomas Piketty, por su parte, pone en contradicho el avance del capitalismo del siglo XXI y se centra en la desigualdad económica, cada vez mayor en Estados Unidos y en Europa, revisando este avance desde el siglo XIX y observando cómo la desigual distribución de la riqueza viene causando una inestabilidad social y económica, no solo a nivel estado, sino a nivel de las finanzas personales.

Modernidad líquida y fragilidad humana, como lo expone la revista de Observaciones Filosóficas en un escrito de Adolfo Vásquez Rocca : ‘La modernidad líquida –como categoría sociológica– es una figura del cambio y de la transitoriedad, de la desregulación y liberalización de los mercados. La metáfora de la liquidez –propuesta por Bauman– intenta también dar cuenta de la precariedad de los vínculos humanos en una sociedad individualista y privatizada, marcada por el carácter transitorio y volátil de sus relaciones.

El amor se hace flotante, sin responsabilidad hacia el otro, se reduce al vínculo sin rostro que ofrece la Web. Surfeamos en las olas de una sociedad líquida siempre cambiante –incierta– y cada vez más imprevisible, es la decadencia del Estado del bienestar.

La modernidad líquida es un tiempo sin certezas, donde los hombres que lucharon durante la Ilustración por poder obtener libertades civiles y deshacerse de la tradición, se encuentran ahora con la obligación de ser libres asumiendo los miedos y angustias existenciales que tal libertad comporta; la cultura laboral de la flexibilidad arruina la previsión de futuro’.

Ojo. ‘El amor se hace flotante, sin responsabilidad hacia el otro (…)’ Así vamos. Una sociedad que no repara en los sentimientos, sino en el materialismo. Un materialismo que es impulsado por intereses oscuros para alentar el consumismo.

Y Pikkety en su libro ‘El capitalismo en el siglo XXI’ anota este aparte: ‘En el momento en que Marx publicó el primer volumen de El Capital en 1867, exactamente un siglo y medio después de la publicación de los ‘Principios de Ricardo’, las realidades económicas y sociales habían cambiado profundamente: la cuestión ya no es si los agricultores pueden alimentar a una población en crecimiento o el precio del suelo se elevaría a las nubes, sino más bien la manera de entender la dinámica del capitalismo industrial, ahora en plena floración’ Entonces me pregunto, qué ha venido pasando con la agricultura al día de hoy. ¿Cómo se está sembrando? ¿Acaso la industrialización no nos está matando?

Si por un momento hacemos un alto y nos detenemos a pensar, a reflexionar, pero sobre todo a entrar en obra y acción para corregir, rectificar y solventar nuestras dificultades, podremos frenar el avance de populistas y de personajes oscuros a quienes nadie ha elegido y que no dan cuentas a nadie, y cuyo objetivo es hacer crecer capitales que se mueven vertiginosamente por todo el mundo. Capitales que se mueven a través de la especulación, creando más concentración de la riqueza y menos igualdad. Salvar a la democracia del caos en que nos están metiendo bajo la mentira y la desinformación, es la premisa que nos debe convocar.

‘Desde que el sexo se hizo fácil de conseguir, el Amor se volvió difícil de encontrar’



*Hernán Acero Suárez Periodista, comunicador, escritor

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